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Foto del escritorVichama T

Maria Elena Moyano siempre soñó con lograr un Perú más pacífico

“Pétalos de Arena”


“En Villa yo nací, en Villa me crié. En Villa tuve a mis hijos, en Villa me enamoré. El día que yo me muera y me lleven a enterrar, saldré de mi sepultura y por mi villa he de luchar.”

Pensar en la magnífica obra “Pétalos de arena” me traslada al escenario donde vivió María Elena Moyano: el desierto de Villa El Salvador. Vichama Teatro decide presentar esta obra, para conmemorar los 30 años de su muerte, como ícono de la mujer peruana, líder y propulsora de los derechos humanos.


El distrito de Villa el Salvador nació el año 1971, aquello era un arenal, hoy, después de más de 50 años, es uno de los 43 distritos de la provincia de Lima, todo un largo camino.


Sus calles nos hablan del quehacer de muchas mujeres líderes que necesitamos actualizar, cuyas luchas, presencia, olor como “pétalos en el arenal”, acarician las calles, plazas y paredes de Villa, que hasta ahora, marcan el mensaje de María Elena, muy vigente y actual.


El coraje y perseverancia de las seguidoras de María Elena se congratuló pues en 1987, Villa El Salvador obtuvo el premio "Príncipe de Asturias de la Concordia".

En aquella época, María Elena Moyano era teniente alcaldesa del distrito. Este galardón fue concedido por ser distrito ejemplar que logró organizarse como ciudad solidaria y económicamente productiva.


María Elena Moyano fue una mujer de luchas permanentes, trabajó incansablemente en la conquista por reivindicar los derechos de la mujer, su dignidad. Ella soñó siempre con lograr un Perú más pacífico.


Vichama Teatro dirigido por su director César Escuza Norero junto a María Teresa Zúñiga artista, dramaturga y guionista, se suman hoy una alternativa de arte y de cultura que el Perú necesita.


La obra “Pétalos de arena” propone trabajar los derechos de la mujer peruana. Los miles de feminicidios y la violencia a la mujer en el Perú nos siguen conectando con la vida de María Elena. Ella, se hizo signo visible de muchas luchas incansables, como mujer transparente y honesta, que dio siempre la cara a la realidad y jamás se escapó. María Elena, luchó por un país libre y sin corrupción, convirtiéndose en una mujer insigne por sus luchas por la justicia y la paz.


La propuesta de “Pétalos de arena” nos invita a renovar valores ciudadanos, a conectarnos profundamente con la vida de María Elena Moyano, es referente para nuestra comunidad local, nacional e internacional, es entonces una afirmación de la identidad de todo ciudadano peruano.


Al presenciar la obra de teatro “Pétalos de Arena” aparece la metáfora del desierto, identificado al inicio, como lugar árido, lo cual es contrapuesto con pétalos de flores, cuya belleza de colores, olores y formas llamativas, representan los pétalos de cada flor reflejada en la vida de las mujeres de las ollas comunes de nuestra capital y fuera de ella.


Otros símbolos de arte, que acompañan la riqueza de la obra y nos despiertan la memoria de María Elena Moyano, es el papel extraordinario de Cielo Virhuez y Marie-Eve Gougeon, así como Luis Ángel Quispe, Cindy Rosales, Noelia Ruiz y Claudia Torres.


En la obra se mezcla la música, la danza, marcada por la armonía de movimientos, el juego de luces que acompañan los compases y desplazamientos. Además, el movimiento corporal de las mujeres acarician el mensaje y dan fuerza a lo que ellas comunican.


Conectan palabra con voz impostada. De todo ello se desprende la reivindicación de la mujer. La obra te interpela y te grita a tener respuestas en acciones concretas a la renovación de la vida.

Finalmente la protagonista se despide con esta gran reflexión de vida: “la dinamita voló el cuerpo de María Elena Moyano, pero los autores de este crimen se hicieron humo pues los venció y así hoy resucitó en el pueblo peruano la vida de María Elena Moyano”.




Las Mujeres de nuestro campo y de nuestros sectores populares acompañan hoy nuestros barrios, organizando y atendiendo ollas comunes, siguen siendo contención de miles de hogares, gracias a ellas es que muchas familias sin trabajo pudieron alimentar a muchos niños en la pandemia. De esta manera, hacen visible su presencia y liderazgo escondido, su testimonio de solidaridad abraza la esperanza de la comunidad.

Finalmente me despido diciendo, entonces porque no decimos…


“En el Perú yo nací, en el Perú me crié

En el Perú tuve a mis hijos, en el Perú me enamoré

El día que yo me muera y me lleven a enterrar, saldré de mi sepultura y por mi Perú he de luchar…“


Gratitud a cada uno de los artistas, a la genialidad del guión de María Teresa Zúñiga dramaturga latinoamericana y al director César Escuza.



Manuel F. Alomía Desmé



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